El origen
El problema no es el uso de la conexión al mundo online, el problema es el abuso.
Somos muchos los que pasamos horas y horas frente a una e incluso a varias pantallas por cuestiones de trabajo, pero exactamente no radica ahí el problema.
Una vez que logramos apagar el ordenador, acción que conlleva tantísimo esfuerzo (eso si tienes suerte y no entras en el ciclo repetitivo de apagar y encender, apagar y encender), entonces nos sumergimos en el mundo de las redes sociales.
Todo eso, sin contar las veces que nos conectamos en el trabajo, no, perdón yo no he dicho eso, en el trabajo se trabaja y punto, bueno, a veces..
Fíjate que muchos hasta pierden la noción de dónde están y publican durante el horario de trabajo. Es tal la adicción, que nos hemos ‘auto-permitido’ el derecho a la conexión, podríamos compararlo al time-out del cigarrillo. Y digo compararlo, sobre todo, porque es tan adictivo como el fumar y no llevará nicotina pero la adicción que crea es digna de algún tipo de droga..
Enganchad@s..
Pues sí, hemos logrado apagar el ordenador. Y ¿qué viene ahora?
Pues entramos en Facebook, a ver cuantos ‘me gusta’ han pinchado en las últimas fotos o comentarios que colgué.
Entrar en Twitter, a ver cuantas menciones tengo, saber qué se habla interesante en mi timeline, cuantos RT me han hecho, que si fulanito sigue a menganito, pues voy a ver quién es.. y sin olvidarnos del maravilloso mundo de los ‘favoritos’, que cada cuál le encuentra una utilidad diferente..
Pendiente del correo electrónico por si alguien tan ‘desocupado’ como yo le da por enviar un correo a deshoras y resulta que es ¿urgente? Uy.. menos mal que ahí estoy yo a esas horas esperando ese email para contestarlo rapidito.
Y claro, cómo no charlar un poquito en Whatsapp! Hombre.. vamos a reírnos un ratito con las últimas paridas que nos envían en forma de chiste de gatos, fotitos del gran Julio Iglesias, que ya no hay nada por inventar.
Venga, que lo nuestro es de traca..
Y de repente, miras el reloj son las tantas, con suerte has cenado mientras estabas con el móvil en la otra mano y con cuidado de no atragantarte mientras te reías con el chiste de turno. O puede que no, sin cenar y las tantas siguen en el reloj..
Perdona, pero ¿a quién tenemos al lado? Es tu pareja, no nombro a los niños porque a esas horas ya están dormidos (tarea que probablemente también hayas hecho a dos manos, una de ellas para tu Smartphone, claro). Sí, es tu pareja, si la tienes.. porque hay que aguantarte maj@ y todos no están por la labor. O puede que ya se haya cansado y te haya dado el ultimátum entre tu ‘amante’ lleno de lucecitas y notificaciones o ella.
O tal vez no te hayas independizado y es tu familia la que tienes al lado.
O mira, lo mismo vives sólo y piensas que es una gran compañía la que te ofrece el estar constantemente conectado.
Pues sí, entran las prisas. Tarde, sin hablar.. sí, HABLAR, BLA BLA BLA..
Definición de ‘hablar’ según la RAE ‘’Comunicarse con otra u otras personas por medio de palabras.’’
Piensa, ¿cúanto tiempo pasas hablando pero sin hablar? Hablando para ti mientras lo escribes, pero sin salir sonido alguno por tu boca..
Buscando culpables
Si buscamos el porqué de esa ‘entrega incondicional’ hacia el mundo online, tenemos a dos grandes protagonistas: la oxitocina y la dopamina.
–La oxitocina es la hormona involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar implicada en la formación de relaciones de confianza. Además de jugar un papel importante en la aparición del autismo.
Pues bien, la oxitocina aumenta cuando interactuamos en las redes sociales, conseguimos más RT, ‘me gusta’.. Nos sube el ego.
–La dopamina es un neurotransmisor cerebral que se relaciona con las funciones motrices, las emociones y los sentimientos de placer.
Ésta se multiplica cuando navegamos por la red y nos comunicamos con gente que hemos conocido a lo largo de nuestra vida, pero que por diferentes motivos no la tenemos cerca. Por ejemplo los amigos de la infancia.
Forman un gran dueto la oxitocina y la dopamina y resulta tremendamente difícil frenar esta dependencia una vez que el cuerpo, y sobre todo nuestra mente, prueba las bondades que nos ofrecen. Como puedes ver, todo tiene su explicación a nivel psicológico.
¿Le añadimos un poquito de phubbing?
Espero que no te hayas visto reflejad@ con nada de lo dicho anteriormente.
O, tal vez te es familiar este escenario..
Puede que lo veas un poco exagerado, pero creélo que no exagero, es más me puedo quedar corta porque todavía se puede aliñar un poquito mejor. ¿Cómo? Pues mira, le añadimos un poquito de phubbing (en un artículo anterior hablaba de él) y ya no hace falta saborear el cocktail, con tan solo el perfume que desprende nos basta.
Si es así, a mi no me gustaría asustarte pero te recomendaría YA una Digital Detox en modo U R G E N T E
¡Esto hay que solucionarlo!
Y ahora te invito a ver el lado bueno de las cosas, porque queramos o no, todo tiene su lado positivo 🙂
¿Estás enganchad@? Perfecto! Ya tienes excusa para un fin de semana en un hotelito perdido en el campo, o en una gran ciudad y aprovechar para irte de compras, pero eso si, sin Smartphone ni conexiones de incognito.
¿Te parece bien si nos tomamos un respiro y seguimos con la 2ª parte?
-segundos de relax, tic tac tic-
¡¡Ya estoy lista para seguir!! ¿Echamos un vistazo?
Pincha aquí y te enseñare los trucos que me han servido de ayuda. Y, ¿por qué no a ti también?
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Etiquetas:
Desintoxicación Digital
Phubbing
3 Comentarios
Una pregunta, ¿estabas hablando de mi en este post? jajaja…genial!
Sí Jesús, de tí hablaba jajajaj
Lo he vuelto a leer y me he reído, pero es que es la vida misma, ¿no?
Que levante la mano el que esté libre de culpa..
Saludos 😉
Yo para nada estoy enganchada, de hecho podría dejarlo todo, pero me debo a mi público, al pueblo… Y por eso estoy ahí, pero vamos, que si me pagas un fin de semana en un hotel, yo me hago la loca enganchada de lo que sea.
¡Besos!